Dora Lloret. 08/03/01
Desde que comenzamos a hacer uso de la razón pensamos en el mañana, en las reacciones de los demás, en las próximas horas y es el tiempo capaz de inquietarnos desde muy corta edad.
La impaciencia porque llegue la hora para ir a jugar a la plaza, porque comiencen las vacaciones o termine la misa nos haría mover las agujas del reloj hasta la hora deseada.
Desplazarse libremente por el tiempo, dominarlo, se ha convertido casi en una obsesión. Al menos en libros y películas el hombre ha manifestado este deseo que no podrá extenderse más allá de los límites de la pantalla y la fantasía.
Cuando tenía 5 años pensaba en el futuro, cuando tenía 10 el futuro rondaba mis pensamientos, a los 15 trataba de imaginar cómo sería mi futuro, a los 20 me pregunto si en el futuro conseguiré lo que deseo.
No obstante, a mis 5 años mi futuro era tener 10, a los 10, 15; a los 15, 20 y ahora son los 25. O sea: mi pasado alguna vez fue mi futuro, y mi futuro pasará a formar parte de mi pasado.
Me pregunto si en el presente de mi futuro cumpliré los sueños de mi pasado. Y cuando alcance ese futuro soñado, ¿cuáles serán los nuevos sueños que justificarán mi futuro futuro?.
Al final de mi futuro, miraré hacia mi pasado (en el que estará incluido mi presente) y analizaré lo que he vivido, me reiré de los imposibles que había soñado y compartiré mis recuerdos con los que compartí esas experiencias, porque los jóvenes del futuro no querrán escuchar nada sobre mi pasado.
Pese a la fugacidad del tiempo, el pasado y el futuro son lo más duradero que la historia tiene. Cada nuevo segundo es el presente, y una vez acontecido forma parte del pasado. En el futuro esperamos cumplir lo que en el pasado soñamos y sólo él tiene nuestras expectativas.
A medida que recorremos el pedacito de historia en el que nos toca vivir, aumenta nuestro pasado y se acorta nuestro futuro recordándonos el fin.
Pero al fin y al cabo, al terminar nuestro futuro (y con él nuestra vida), comienza una nueva historia que depende de nuestras actitudes del pasado. Así que para evitar futuros problemas intente enmendar su pasado con sus actitudes del presente.
domingo, 23 de septiembre de 2007
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